Jueves 4 de diciembre de 2008

ORGANIZARSE Y LUCHAR CONTRA SUSPENSIONES Y DESPIDOS

¡Sí, se puede!

Marcela se levantaba cuando todavía el cielo estaba oscuro, incluso en verano. Tenía que llegar al frigorífico antes de las siete, donde la esperaba una larga jornada con heladas temperaturas, incluso en invierno.

Marcela se levantaba cuando todavía el cielo estaba oscuro, incluso en verano. Tenía que llegar al frigorífico antes de las siete, donde la esperaba una larga jornada con heladas temperaturas, incluso en invierno.

Marcela soportaba cargar cajas de más de treinta kilos y limpiar pisos bañados con la sangre de los animales porque no le quedaba otra. Pero lo que no pudo soportar más fueron las insinuaciones y persecuciones del dueño del frigorífico que la invitaba a desvestirse delante de él a cambio de "blanquearla", que llegó a agarrarla del pelo para darle un beso de prepo y que, después que ella lo empujara, pasó por detrás y le tocó la cola. "Ahí estallé, le grité de todo, tiré la carne al suelo y me puse a llorar."

Lo que le pasó a Marcela no es un hecho aislado. Si en años anteriores no se registraban más de cincuenta denuncias por año por acoso sexual en los lugares de trabajo, hoy se pasó a tres denuncias por semana. No es sorprendente que la mayoría de las mujeres trabajadoras que denuncian situaciones similares tienen entre 25 y 40 años, están separadas o solteras, con hijos a cargo y son sostén de familia. El acoso es utilizado por los patrones, los jefes y los capataces para presionar con promesas de aumentos de sueldo, de "blanqueos" y premios o aterrorizar con la amenaza de perder el puesto de trabajo.

Para nosotras, peor

Claro que, actualmente, las presiones y las amenazas de despidos están a la orden del día para todos los laburantes. La crisis económica es como una espada sobre la cabeza de la clase trabajadora, pero para las mujeres, la amenaza adquiere unos tintes insospechados, diferentes? -¿hasta dónde tiene que aguantar una para ganarse el pan? Somos las que recibimos los peores salarios, aún cuando hacemos el mismo trabajo que nuestros compañeros; somos las que trabajamos en las peores condiciones, con contratos precarios o "en negro"; somos la mayoría entre quienes no tienen derecho a indemnización ni jubilaciones, ni siquiera derecho a organizarse? -¡Encima hay que aguantar a los dirigentes sindicales vendidos que se llenan la boca hablando de la "unidad" del movimiento obrero, cuando son los primeros en decir que no hay que preocuparse por los despidos, porque las empresas van a echar a los contratados nomás! -¿Y los contratados no somos trabajadoras y trabajadores? -¿Y los que estamos "en negro" no somos también parte de la clase trabajadora? Aunque el gobierno manipula las estadísticas a su antojo, se sabe que el 31% de las mujeres que tienen entre 18 y 24 años está desocupada -¿no somos parte de la clase trabajadora, también? Para la burocracia sindical, no.
 ¡En más del 85% de las empresas de Argentina, no tenemos delegados, ni comisiones internas ni nada que nos permita unirnos para enfrentar a la patronal! Esto hay que revertirlo si queremos estar más fuertes para enfrentar las suspensiones, los despidos y luchar por aumento de salario y otras mejoras.

Organizarnos para enfrentar la crisis

No va a ser fácil. En primer lugar nos vamos a encontrar con una gran resistencia de los capitalistas. Ellos se enriquecieron con el aumento de productividad que produjo la brutal superexplotación que nos impusieron en los últimos años. Pero el gobierno de Cristina Kirchner los respalda: "Me siento socia de ustedes, de los resultados de sus empresas", dijo la presidenta a los empresarios de la Unión Industrial Argentina. Y entonces, para que los "resultados" sean mejores, les ofreció rebajarles los impuestos a estos tránsfugas que, en lo que va del año, se fugaron 25 mil millones de dólares. -¡Si hasta les acaba de inventar un ministerio a su medida, el Ministerio de la Producción, para negociar financiamientos estatales, subsidios y créditos para los patrones! -¿Pero eso solucionará el problema que se viene con la crisis? -¡Vamos, no nos hagan reír! Si en los años anteriores se la pasaron haciendo alarde de crecimiento económico y, sin embargo, la mitad de los puestos de trabajo creados fueron "en negro"? ahora, con la crisis económica internacional más grande que se haya conocido en las últimas décadas -¿los empresarios van a tener "responsabilidad social" y "proteger el empleo"?

La burguesía siempre utilizó a las mujeres trabajadoras como un "ejército de reserva", para incorporarnos a la fuerza de trabajo, cuando nos necesitaron, y echarnos a la calle, cuando quisieron hacernos pagar sus crisis. Ahora somos muchas más mujeres trabajadoras que hace diez o veinte años atrás; sin embargo, la gran mayoría tenemos los peores trabajos, los peores salarios, las peores condiciones y casi ninguna organización para defendernos. -¿Por qué no vamos a temer ser las primeras en pagar los platos rotos de esta crisis capitalista? Pero los empresarios hacen algo más que nos perjudica a todos: con estas condiciones, nos dividen de nuestros compañeros trabajadores; infunden la falsa idea de que nosotras somos "sus enemigas". -¡Como si el hecho de que nosotras cobremos menos que ellos sea una decisión nuestra y no de la patronal!

Para eso tienen la colaboración de los dirigentes sindicales vendidos: -¡a esta altura, de casi 1500 cargos que hay en los sindicatos, sólo 80 son ocupados por mujeres! Y mujeres que son parte de esa misma burocracia? porque la mayoría de las trabajadoras no tenemos derecho ni siquiera a afiliarnos -¿y a quién le importa? Los dirigentes que se fijan que estén bien cuidados los intereses del patrón, siempre se han hecho eco de la ideología reaccionaria que imponen los capitalistas al movimiento obrero. Si los empresarios despiden? la culpa la tienen los compañeros inmigrantes que "nos roban" el trabajo; si los empresarios no quieren dar aumento de salario? la culpa la tienen las mujeres que "aceptan" trabajar por menos guita; si los obreros quieren enfrentar los ataques patronales, ahí están estos "bomberos" amenazando con que nos tenemos que cuidar de los compañeros desocupados que van a estar esperando afuera por nuestro puesto. -¡Basta!

-¡Sí, se puede! Si una mujer avanza, ningún hombre retrocede?

Tenemos que decir que la crisis la paguen los empresarios, que se prohíban los despidos y las suspensiones, tanto de los trabajadores y trabajadores efectivos como contratados. Si baja la producción, entonces que se repartan las horas de trabajo entre todas las manos disponibles sin afectar el salario. Si quieren cerrar fábricas, ocupemos las empresas y exijamos la nacionalización bajo administración obrera, como hicieron en la crisis del 2001 los trabajadores de Zanon. Para eso tenemos que empezar por unirnos. -¡No aceptemos dócilmente las divisiones que nos imponen los patrones y que los burócratas sindicales se empeñan en reproducir! Somos una misma clase, que vive sólo de su trabajo: efectivos, contratados, "en negro", hombres y mujeres, nativos e inmigrantes, ocupados y desocupados.

Las amas de casa de las familias trabajadoras, las madres que sostienen su hogar solas, las que soportan la carga de una doble jornada laboral porque siguen con las tareas del hogar cuando llegan de la fábrica, están llamadas a ocupar un puesto de lucha contra esta crisis que se nos viene encima. Porque será sobre nosotras, las mujeres, sobre quienes recaerán más tareas, más trabajo, más dificultades cuando la crisis económica deteriore más profundamente la salud y la educación pública, cuando suban aún más los precios de la canasta familiar y tengamos que rebuscarnos, ante la inflación, haciendo en casa muchas cosas que antes comprábamos hechas, cuando haya que resolver las mil cosas de la vida cotidiana aunque nos corten la luz o el gas que ya no podemos pagar?

Así como pedimos nuestro derecho al pan y también a las rosas, hoy estamos exigiendo nuestro puesto de lucha. Tenemos que organizarnos, apoyar las luchas de resistencia como las de los metalmecánicos de General Motors, de Gestamp y de la UOM de Villa Constitución; acompañar a las más de 900 trabajadoras de Terrabusi que, junto a sus compañeros, están pidiendo el reconocimiento del cuerpo de delegados de la fábrica; apoyar a las obreras y obreros del frigorífico Tres Lomas que tomaron la planta contra el cierre... Podemos ser cientos de mujeres trabajadoras y desocupadas, estudiantes y amas de casa las que lancemos esta campaña por la unidad y la organización de cuerpos de delegados en todas las empresas y establecimientos, para enfrentar los despidos, las suspensiones ahora, doblándole el brazo al gobierno y a los capitalistas antes que ellos quieran descargar con más fuerza la crisis sobre nuestras espaldas.
Y nuestros compañeros sabrán comprender, entonces, que sí, se puede; que si una mujer avanza, ningún hombre retrocede.


APOYÁ ESTA CAMPAÑA

El Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH) lanza una campaña por la elección de cuerpos de delegados en todas las fábricas y empresas, para que el movimiento obrero pueda organizarse, unirse y enfrentar fortalecidos las suspensiones, los despidos y los ataques de la patronal que quiere descargar la crisis en nuestras espaldas.

Las abogadas y abogados del CeProDH son los asesores del Sindicato de Obreros y Empleados Ceramistas de Neuquén, de los obreros de Zanon; también han sido parte del colectivo Justicia YA! que consiguió la condena perpetua por genocidio para el torturador y asesino Miguel Etchecolatz y mandó a la cárcel también al cura genocida Von Wernick. Entre otras causas, representaron a la obrera Catalina Balaguer contra la multinacional Pepsico Snacks, consiguiendo su reincoporación, y a la joven Elizabeth Díaz, contra su patrón y abusador, que fue condenado.

Pan y Rosas apoya la campaña lanzada por el CeProDH y se compromete a difundirla en cientos de fábricas y empresas de todo el país.




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