Jueves 11 de octubre de 2012

TUCUMáN - TIERRA OBRERA

Por tierra y vivienda, las mujeres al frente

“Acá en Tucumán el que tiene el dinero es dueño de todo. Se ha puesto en una tierra y ha dicho ‘hasta donde me llegue la vista es mío’, y los gobiernos le han dado. Y a nosotros que estamos en un pedazo de terreno de 9 x 9 nos quieren reprimir”. (Alejandro, en la toma de tierras frente al Ingenio San Juan)

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“Acá en Tucumán el que tiene el dinero es dueño de todo. Se ha puesto en una tierra y ha dicho ‘hasta donde me llegue la vista es mío’, y los gobiernos le han dado. Y a nosotros que estamos en un pedazo de terreno de 9 x 9 nos quieren reprimir”. (Alejandro, en la toma de tierras frente al Ingenio San Juan)

La suite superior del Hotel San Javier cuesta $1.230 la noche, pero tiene una vista privilegiada. Desde el cerro, se observa el populoso San Miguel casi por completo. Y más atrás el verde de los campos sojeros, los cañaverales y las quintas de frutas.

De vuelta a la ciudad se pasa por Yerba Buena, donde se mezclan familias tradicionales con ‘nuevos ricos’. Country del Jockey, Cerro Azul, Golf Club, así se llaman sus fortalezas privadas. “Un terreno de 600 m2 se cotiza a $600.000. Ponerle una casa $500.000 más. Las expensas hasta $1.500”. (www.contexto.com.ar).

Pero el Tucumán de los grandes campos y los barrios de los ricos tiene una contracara enorme.

Las tomas

“En Tucumán los planes de vivienda son inaccesibles, sobre todo por la gente joven que trabajamos en negro. Hubo otros asentamientos más, y sacaron la gente a golpes y les quemaron las casillas”. La que habla es Jesica, una de las mujeres que participa de la toma frente al Ingenio San Juan, en la Banda del Río Salí.

Se suma Ariela. “Peleamos por una vivienda digna. Somos gente trabajadora, yo soy obrera de temporada con 4 hijos y la mayoría no tiene un margen ni recibos de sueldo para comprar un terreno, una casa”. Jesica acerca a Mercedes. “Contale tu historia”, le dice. “Bueno. Yo estaba viviendo en el Parque, y a la noche dormíamos en una carpa, de esas que usa la gente para ir de vacaciones. Así vivimos durante 10 años, con tres chicos, usando los baños públicos”. 10 años…

La toma del San Juan se suma a la que nació frente al Ingenio Concepción, hasta llegar a más de 10 mil personas ocupando terrenos inactivos. Es que faltan casi 100.000 viviendas en Tucumán, y otras 100.000 están en mal estado. Miles se hacinan en casas que reúnen a dos o tres generaciones. Si en una hectárea de lujo en Yerba Buena viven 5 familias, en la de un barrio humilde conviven 50 (La Gaceta).

El promocionado boom inmobiliario no tiene nada para ellos. Es puro negocio para los capitalistas, que re-invierten sus ganancias en torres, countries y paseos de compras. Entre ellos el matrimonio gobernante Alperovich-Rojkés y parte de su gabinete, con acciones en la construcción. Las familias de la toma lo tienen claro. “El mismo gobernador se apoya en los más poderosos – dicen -, por eso no invierten en barrios para el pueblo. Las tierras desocupadas son para inversiones, para ellos”.

Se acercan más vecinos. “Dicen que en Tucumán ha bajado la desnutrición, el desempleo, son todas mentiras. Acá muchos trabajamos para el día, si laburás comés, si no no”. “Así como ellos tienen su vivienda, nosotros queremos la nuestra”.

Ni calladas ni sumisas

Las familias sin techo tucumanas han soportado los aprietes y desalojos mandados por el gobernador Alperovich, un ‘mimado’ de Cristina Kirchner. A la prepotencia del patrón en sus trabajos precarizados, se suma la violencia del Estado que las condena a condiciones de vida miserables. Para las mujeres esas cadenas son dobles, pero en la toma ellas se ponen al frente.

“Acá las mujeres jugamos el rol de luchadoras – dice Ariela – ponemos lo que hay que poner. Estamos todo el día, no hemos visto calor ni lluvia. Las mujeres cavan el pozo, limpian su terreno, cuidan mientras sus maridos van a trabajar”.

Jesica completa: “Tenemos una comisión de mujeres que organiza todo. Las mujeres somos muy fuertes y estamos muy decididas a pelear por nosotras y el futuro de nuestros hijos. Sabemos lo que queremos y por lo que luchamos”.

Con esa decisión frenaron a Ovejero, jefe del personal del Ingenio San Juan y ex agente de la D2 (brigada de inteligencia de la policía), que buscó desalojarlas por la fuerza.

Por todo eso, quizás la frase que mejor las define es la que ellas mismas pintaron en la bandera que encabeza sus marchas: “Dulces como el azúcar, resistentes como la caña”.

La Juventud del PTS y las compañeras de Pan y Rosas se están solidarizando con estas mujeres y sus vecinos.

***

En el medio de la toma se proyecta un video sobre las peleas por tierra y vivienda que se están dando en Tucumán. Para difundir la suya, algunas de ellas deciden viajar al Encuentro Nacional de Mujeres.

Es de noche, y las imágenes de la improvisada pantalla iluminan los rostros de esas mujeres. Las acompañan en silencio sus compañeros y sus hijos. En un respiro de la lucha, miran las escenas de esa historia que están escribiendo. Y van a continuar.




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