Miércoles 15 de octubre de 2014

TRABAJADORAS DE FELFORT EN EL ENCUENTRO DE MUJERES

"Pan y Rosas compañeras, fuimos a plantar la bandera una vez más"

El estribillo de una de las canciones de Pan y Rosas, decía: “... Vamos, por el aborto
libre y legal queremos un plan de lucha nacional...” y sonaba tan lindo, un estribillo acompañado cadenciosamente por los redoblantes, muy suave, las voces femeninas tan claras y armónicas, pero todas juntas eran un reclamo saliendo del alma, un reclamo que ya viene desde hace tiempo, y parecía expresar esa perseverancia con la que cada año vamos al Encuentro de Mujeres. Parecía decir: “Dale, ¿Hasta cuándo te lo tenemos que decir? ¿Cuándo vas a entender que no queremos más mujeres muertas por abortar?

El estribillo de una de las canciones de Pan y Rosas, decía: “... Vamos, por el aborto
libre y legal queremos un plan de lucha nacional...” y sonaba tan lindo, un estribillo acompañado cadenciosamente por los redoblantes, muy suave, las voces femeninas tan claras y armónicas, pero todas juntas eran un reclamo saliendo del alma, un reclamo que ya viene desde hace tiempo, y parecía expresar esa perseverancia con la que cada año vamos al Encuentro de Mujeres. Parecía decir: “Dale, ¿Hasta cuándo te lo tenemos que decir? ¿Cuándo vas a entender que no queremos más mujeres muertas por abortar?

¿Cuándo vas a entender que sobre nuestro cuerpo decidimos nosotras? ¿Hasta cuándo tenemos que repetirte que queremos el aborto libre y legal en el hospital, para que las mujeres pobres no mueran?

Este es mi segundo encuentro de mujeres. La ciudad de Salta fue la elegida para este año, justo la ciudad donde se han cometido más femicidios, donde mataron a la maestra Evelia hace unos pocos días. Flor de escenario nos tocó para ir a los talleres donde debatimos temáticas que incumben a las mujeres. Pensamos que Salta sería hostil, pero nos equivocamos. Al llegar nos encontramos con una ciudad que nos esperaba con el marco de los cerros, su arquitectura colonial en los principales edificios del centro, con sus árboles con flores rojas en forma de campánulas, y otros, como los Paraísos, cuyas flores lilas hacían juego con nuestra bandera. La sonrisa de los Salteños en los comercios, en las puertas de sus casas, en la plaza, no hablaba precisamente de hostilidad.

En el Monumento del General Güemes nos sacamos la foto panorámica de Pan y Rosas. Estábamos todas las agrupaciones, hasta que llegaron con sus banderas la Comisión de Mujeres de Lear y Donnelley. Creo que hasta Güemes se sintió honrado de semejante visita. Las obreras luchadoras, las obreras de pie, sonriendo al sol y cantando en la cálida tarde de Salta la linda, nosotras lindas, desparramándonos por toda la ciudad para ir a los talleres, con nuestro color particular, haciendo descolocar con nuestras intervenciones a las mujeres más conservadoras y también a las más burócratas.

Ahí estaban las celestes de Lear, las remeras azules de las mujeres de Madygraf,
Priscilla, haciendo estallar en aplausos a las mujeres en las aulas de las escuelas,
contando la labor de “Pequeños de pie”.

Nuestros compañeros del PTS no podían creer semejante columna en la marcha, estaban felices por nosotras, estábamos saliendo en los principales medios del país, llevando la lucha de Madygraf, de Lear, de Felfort, de Liliana, entre otras. No le tenemos miedo a la iglesia, ni a la gendarmería, no le tenemos miedo a las “caranchas”. Esto es Pan y Rosas, miles de mujeres organizadas, llevando a donde vamos el mensaje de que sí se puede. Somos las mujeres que enfrentamos a la burocracia, a las patronales explotadoras, porque entendemos que somos un movimiento que cada vez está creciendo más, y muchísimas mujeres en Salta se sintieron representadas con Pan y Rosas. Donde llega nuestra bandera lila las mujeres oprimidas sienten un alivio a sus presiones, sienten que las rosas son posibles en sus vidas rutinarias, sus jornadas laborales asfixiantes. Por eso las estrellitas y bengalas que nos dedicaban en los balcones a nuestro paso en la marcha por las calles de la cuidad, por eso las madres asomadas a las puertas de sus casas con sus niñas tirando besos a nuestra columna, por eso la gente sentada en los bares cercanos a la Catedral, cantando con nosotras:”Iglesia basura vos sos la dictadura”

Esto es Pan y Rosas, sentir que el cuerpo y el alma todavía te dan para seguir luchando, aunque estés despedida de tu trabajo, aunque te exploten, aunque tengas a la sociedad patriarcal en contra, te levantás y decís que sí se puede!! Los enfrentás anteponiendo el amor ante cualquier mezquindad, solidaridad de clase ante las injusticias.

En el viaje de vuelta, la puesta del sol cerca de la ciudad de Rosario, mostraba una nube con forma de ala hundiéndose en el horizonte. Era un pájaro encendido, como nosotras, las lindas, las obreras y estudiantes luchadoras.

Esto es Pan y Rosas compañeras, fuimos a plantar la bandera una vez más.