Jueves 11 de noviembre de 2010

XIX MARCHA DEL ORGULLO

Luchemos por la ley de identidad, el derecho al aborto y la separación de la Iglesia del Estado

Año tras año salimos a mostrar nuestros rostros y nuestros cuerpos, tal cual somos y queremos vivir. Este año el Orgullo era doble por la conquista que significó la aprobación del matrimonio igualitario.

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El sábado 6/11 más de 20 mil personas asistimos en Buenos Aires a la XIX Marcha del Orgullo LGTB. Año tras año salimos a mostrar nuestros rostros y nuestros cuerpos, tal cual somos y queremos vivir. Este año el Orgullo era doble por la conquista que significó la aprobación del matrimonio igualitario. Un duro revés para la “guerra santa” de la Iglesia Católica: tanto contra quienes elegimos vivir nuestra sexualidad libremente, como contra el derecho al aborto. La Nación tituló al día siguiente: “Piden los gays poder cambiar sus nombres”. No se equivocaba Carlos Jáuregui, dirigente LGBT en los `80, al decir: “En una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política”1.

El reclamo principal era la aprobación de la Ley de Identidad de Género, para que el Estado reconozca la identidad que las personas trans elijan. Hasta hoy hay en debate dos proyectos presentados, los cuales implican una medicalización del otorgamiento del cambio de identidad sujeto a comités médicos. Nos manifestamos en contra de todo control por parte del Estado, o cualquier otra institución médica, y creemos que se debe reconocer sin condicionamientos la identidad elegida por las personas trans, y especialmente otorgarles el derecho de acceder, en los hospitales públicos y de manera gratuita, a las intervenciones quirúrgicas para el cambio de sexo.


Un acto claramente progubernamental

Lamentablemente, y pese a que fuimos miles lxs que nos movilizamos cantando “sin demora, identidad ahora”, durante el acto la comisión organizadora (FAGLTB –kirchneristas y sojeros del PS, y la CHA) diluyó la exigencia de la aprobación de la ley –y del derecho al aborto, y la separación de la Iglesia del Estado- en pos de homenajear al ex presidente Kirchner. Lejos de organizar un acto de lucha para avanzar en la conquista de nuestros derechos, el mismo se convirtió en un evento proselitista con la presencia de varios funcionarios K. No casualmente algunos de los “organizadores” revistarán en las listas del kichnerismo el año que viene.

Se llegó incluso a afirmar que el ex presidente fue el primer político que entendió el problema de los derechos civiles de los LGTB, una verdadera lavada de cara al kirchnerismo que jugó a la “ruleta rusa” con las expectativas de millones el día de la aprobación del matrimonio igualitario, dejando “libertad de conciencia” a sus funcionarios para que voten a favor o en contra (cuando la mayoría de las leyes las votan en bloque si hay una decisión del Ejecutivo). ¡Fue aprobada por sólo tres votos a favor y hasta último momento no sabíamos si salía! La operación mediática (de 678 y Página/12) de presentar a los K como los abanderados de los derechos LGTB más que una exageración es una mentira que omite más de 30 años de lucha e historia política del movimiento LGTB. Es una política opuesta a la lucha por estos derechos democráticos y por poner en pie un movimiento por el derecho al aborto y la separación de la Iglesia del Estado.

En una reciente nota concedida a La Vaca, Diana Sacayan, del Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (MAL) denuncia que “la población travesti tiene un promedio de vida de 32 años, el 95% vive en prostitución, el 64% no terminó sus estudios primarios y el 84% no llegó a la secundaria”. Necesitamos la Ley de Identidad, pero también trabajo para todxs lxs trans, educación, salud y vivienda, entre otros derechos. La persecución y la represión a las travestis se explican como parte de un sistema capitalista patriarcal que se perpetúa día a día.

En el marco de la marcha del Orgullo lxs militantes GLTTB del PTS y de Pan y Rosas organizamos una contramarcha (junto a otros sectores LGTB y de la izquierda) porque queremos construir y fortalecer un movimiento de lucha GLTTB que sea independiente del gobierno, el Estado y los partidos del régimen para conquistar nuestros derechos.