Jueves 15 de marzo de 2012

TAMARA, TRABAJADORA DE DONNELLEY

"Entré disfrazada de hombre para poder conseguir este trabajo"

La Comisión Interna de Donnelley (ex Atlántida), empresa gráfica de Zona Norte, que hace años viene peleando contra la precarización laboral, conquistó la efectivización de cientos de contratados y tercerizados, ayudó a organizar talleres que estaban sin organización gremial, poniendo en pie comisiones internas combativas y antiburocráticas, entre otras de sus más importantes conquistas.

La Comisión Interna de Donnelley (ex Atlántida), empresa gráfica de Zona Norte, que hace años viene peleando contra la precarización laboral, conquistó la efectivización de cientos de contratados y tercerizados, ayudó a organizar talleres que estaban sin organización gremial, poniendo en pie comisiones internas combativas y antiburocráticas, entre otras de sus más importantes conquistas. Todo esto a la vez de ir combatiendo los prejuicios sexuales, xenófobos, y machistas de los trabajadores, con el objetivo de poner en pie una corriente obrera clasista y militante. “Entré disfrazada de hombre para poder conseguir este trabajo”, contó Tamara, quien trabaja hace ya cinco años en esta fábrica.

Un informe del INADI dice que el 91% de las personas trans fue víctima de algún tipo de violencia y el 64% tiene la educación primaria incompleta. Esta investigación también arrojó que su expectativa de vida estimada, no supera los 35 años. El 86% de las travestis sufrió abusos policiales y el 95% se encuentra en situación de prostitución.

Sin embargo, poco se sabe de las personas trans que luchan por tener una vida fuera de la prostitución y construyen su identidad sexual dentro de su propia clase.

Tamara entendió que no le gustaban las nenas a los 6 años. Sufrió por no poder expresarse libremente durante toda su adolescencia y vivió con miedo de enfrentar a sus padres con la verdad. Ser aceptada con su auténtica identidad fue y continúa siendo una de sus mayores preocupaciones.

-Vos decís que salís poco a la calle por lo agresivo que te resulta el medio social, ¿cómo es eso?

-Trato de no viajar, de no ir al médico ni al shopping por las miradas burlonas. Me miran y se ríen. Podés ser muy linda, muy femenina, pero igual se ríen porque sos travesti. La gente me agrede con la mirada y las risas me hacen sentir mal. No sé cómo lo toman las otras chicas, pero yo me siento agredida. Voy de mi casa al trabajo, y cuando salgo, lo hago acompañada.

-¿En tu vida afectiva cómo te sentís?

-Con las parejas pasa lo mismo. Estás con alguien un tiempo pero, aunque se sienta bien con vos, después te deja porque quiere una relación heterosexual para no enfrentarse a la familia ni a los amigos. A veces no quiero ser así. Quiero ser un “hombre hombre” o una “mujer mujer”, morirme y nacer de nuevo, como hombre o como mujer. Pero la remo y sigo. No hay que vivir de lo que la gente diga.

-¿Cómo se enfrenta la discriminación?

-Llevo esta mochila hace muchos años. Duele mucho la discriminación. Lo de afuera te hace sentir tan mal que te querés pegar un tiro. Lloré mucho porque a veces no quiero ser esto, y no porque yo no me guste o no acepte mi cuerpo, sino que me harta salir a la calle y soportar las miradas, o por no poder consolidar una pareja en serio como una mujer normal. Son puntos de quiebre pero yo voy a seguir peleando por el derecho a la identidad. Me corté el pelo, me dejé la barba para entrar a trabajar, porque no quería estar en la calle. Me tuve que hacer el hombrecito en el trabajo hasta que mis compañeros me aceptaron y pude volver a ser como quería.

Muchas de mis amigas travestis tienen el secundario completo, pero por ser así las discriminaban y no las tomaban en los trabajos, terminan en la calle, en la prostitución. Eso no es vida.

-¿En tu trabajo tus compañeros te hacen preguntas sobre tu vida?

-No, hablamos de trabajo. Igual yo he salido a bailar con ellos, estoy muy integrada y me tratan como mujer. Cuando entran chicos nuevos por agencia me miran y se ríen, lo mismo que pasa en la calle. No es común que una chica travesti trabaje en una fábrica y sé que hay cosas que no se entienden, como, por ejemplo, cuando cuento que tengo una pareja y que no es gay. Piensan que porque tengo genitales masculinos, el que está conmigo es gay. Pero no es así. El que me elige, me elige como mujer.

-Enfermeras de La Plata cuentan cómo los médicos imponen el orden biológico, y discriminan a las mujeres trans que se atienden en el hospital. En algunos casos las internan en servicios de hombres y les niegan la atención en Consultorios Externos de mujeres.

-Somos seres humanos como todos, no soy extraterrestre, soy una persona que elige una sexualidad. ¿Cuándo va a cambiar esto? Seguramente el camino que comenzó a transitar Tamara con el apoyo de los compañeros y su batalla contra la discriminación, es un primer gran paso. El apoyo de la Comisión Interna de Donnelley y de los militantes del PTS como parte de ella, unificando la lucha contra la explotación y la opresión, es un ejemplo para la clase obrera. Luchando contra todo tipo de opresión y discriminación la clase trabajadora también se libera, en parte, a sí misma. Superando el corporativismo y el sindicalismo impotente para construir la unidad de los explotados y oprimidos para luchar contra este sistema de explotación, es una tarea de todos los trabajadores.

 Mi mayor anhelo es pelear contra la discriminación, concluye Tamara.




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